miércoles, 15 de febrero de 2017

INTERESANTE ENTREVISTA QUE LE HICIERON A GORDON GEKKO ( SIMULADA POR EL PERIODISTA ANDRÉS BENÍTEZ, YA QUE MISTER GEKKO ES UN PERSONAJE DE FICCIÓN, QUE REPRESENTA AL ESPECULADOR FINANCIERO), A PROPÓSITO DE QUE LA PRESIDENTA SOCIALISTA DE CHILE MICHELLE BACHELET DIJO ANTE LA ONU EN 2008 SOBRE QUE "LA CODICIA Y LA IRRESPONSABILIDAD DE UNOS POCOS, UNICAS A LA DESIDIDA POLÍTICA DE OTROS TANTOS, HAN ARRASTRADO AL MUNDO A UNA SITUACIÓN DE GRAN INCERTIDUMBRE"



-Gordon, te estaba llamando para ver si podías comentar la frase de la presidenta de Chile, criticando la codicia.
-Eso dijo. ¿Y cuándo fue esto?

-La semana pasada en Nueva York…
-¿Estuvo por acá? No tenía idea. Bueno, como sea, no me extraña para nada lo que dijo.

-¿Cómo así?
-Pero si es cosa de mirar los resultados económicos de Chile. Ver cómo acumula los excedentes del cobre bajo el colchón para entender que en ese país la ambición es mala. Ustedes no tienen ninguna ambición de salir de la pobreza.

-Pero al menos deberás reconocer que, dada la crisis que ustedes están viviendo, la actitud prudente de Chile parece bastante acertada.
-Pongamos las cosas en su lugar: lo que ustedes llaman prudencia, yo lo considero mediocridad.

-Me parece un poco arrogante tu comentario, teniendo en cuenta que tipos como tú metieron al mundo en una de sus peores crisis de la historia.
-Viejo, ésa es una forma muy miope de ver las cosas. Yo prefiero haber tenido esta crisis a vivir como ustedes…

-Ahora sí que me perdí…
-No me extraña. Pero bueno, te lo voy a explicar una vez más. La crisis se produce luego de una bonanza sin precedentes en la economía de Estados Unidos y el mundo. Por lo tanto, para evaluar el efecto de la crisis, es necesario considerar también toda la riqueza que se creó anteriormente. Mirado de esa forma, el resultado es muy positivo.

-¿Me tratas de decir que esta crisis es buena?
-Nadie quiere tener crisis, pero es el precio que pagan las sociedades que prosperan. Y lo hacen porque creen en la ambición. Las otras, como Chile, no tienen este tipo de crisis, pero la verdad es que viven en un permanente caos porque nunca dejan de ser pobres. Ésta, amigo mío, es una crisis de países ricos, países que pese a ella seguirán siendo más ricos. Ustedes, los sin crisis, seguirán siendo pobres.

-Pero al menos tenemos estabilidad.
-Una estabilidad que nadie quiere, porque están estancados. Las sociedades que prosperan son aquellas a las que les gusta mover las cosas, jugar las fichas, correr las fronteras.

-O sea la “economía de casino” a la que se refirió Cristina Fernández.
-Supongo que no quieres que comente a la presidenta argentina. Podríamos estar toda la mañana y a mí el tiempo no me sobra.





-Pero en todo caso esto que dices de mover las cosas y jugar las fichas, tiene un costo tremendo para la gente. Mira lo que ha pasado con el sector hipotecario norteamericano, donde miles de personas están perdiendo sus casas.
-Y también hay que mirar las millones que no las van a perder. Te digo lo siguiente: hoy todos critican a los bancos de inversión, los bonos de alto riesgo, etc. Pero gracias a ellos, muchas personas viven mejor que antes. Incluso con la crisis actual. Evitarla hubiera sido mucho más costoso, porque seríamos más pobres.

-Pero hay mucha gente que sale dañada.
-Pero la mayoría estará mejor. En todo caso, los grandes perdedores somos nosotros mismos. Los jugadores del mercado financiero que perdieron su trabajo. Los dueños de los bancos, que perdieron sus empresas. Pero la gente endeudada tiene todo el apoyo del gobierno. Miles de millones de dólares se están gastando en ellos.

-¿Supongo que no piensas que el gobierno tendría que compensarlos a ustedes, los especuladores?
-Bueno, no sería nada de malo. Que nos reconozcan nuestro aporte. Pero la verdad es que nosotros no esperamos nada de los gobiernos. Conocemos los riesgos y los afrontamos. Lo único que queremos es que nos dejen tranquilos y no nos llenen de regulaciones.

-¿No esperarás que los dejen sueltos de nuevo?
-Por supuesto. El mercado tiene que volver a jugar en algún momento. Y por muchas regulaciones que pongan, eso sucederá tarde o temprano.

-No los van a dejar…
-No es un problema de dejar. El punto es que los reguladores entienden muy poco de cómo funciona el sistema financiero. Siempre van atrás. Y cuando empiezan a regular, la imaginación del mercado los sobrepasa y la bolita vuelve a rodar.

-Suena a una pesadilla.
-Despierta, chileno, te tienen adormecido. Se nota que por allá no hay mucha acción.

-Gekko, tú no sabes nada de Chile.
- Veo las cifras: poco crecimiento, alta inflación. Bonita combinación para no tener crisis… En todo caso, la verdadera pesadilla no somos nosotros, sino los políticos, los reguladores. Si fuera por ellos el mundo estaría detenido. Y el problema de las crisis es que ahora andan todos agrandados, predicando. Pero, confianza, todo pasará.

-¿Piensas que ya pasó lo peor?
-No tengo idea.

-Pero tendrás algún pronóstico…
-Viejo, yo no soy ni político, ni economista. Yo no hago pronósticos equivocados.

-Pero igual te equivocas.
-Muchas veces, pero no hago pronósticos. Yo, simplemente tomo riesgos. Y cuando me equivoco, lo reconozco, y no invento teorías nuevas que tratan de explicar lo que no sabemos, tal como lo hacen los economistas.

-Y en este momento, tomarías riesgos. ¿Volverías a invertir?
-Ahora estamos simplemente jugando. El mercado se está moviendo por cualquier declaración sin sentido de algún político. Por ello, éstos son tiempos para apostar poquito, entretenerse un rato, para no perder el ritmo. Todavía está muy revuelto para invertir en serio.

-Gekko, una última cosa. En esta pasada, ¿ganaste o perdiste?
-Perdí.

-¿Mucho?
-No sé lo que es mucho para ti.

-¿Sigues creyendo que la ambición es buena?
-¿Sabes cuál es la diferencia entre nosotros? Es muy simple: yo soy rico y tú eres pobre. ¿Y sabes por qué? Porque yo creo que la ambición es buena. Un día puedo ganar y otro puedo perder, pero al final, siempre la suma es positiva. ¿Y sabes qué más? Los países ambiciosos son los ricos, lo que aseguran una mejor calidad de vida a sus habitantes.




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